No nos dejaron quedarnos en la habitación, y por eso nos bajamos abajo a esperar. Llamé a Sergio para decirle que Mirian acababa de entrar en el quirófano, y que tardarían una hora hasta terminar. Sergio me dijo que me quedara algún día hasta que a Mirian le diesen el alta, si yo quería. Le contesté que le echaba mucho de menos, y que luego al finalizar la operación le llamaría. En la sala de espera no había nadie. Estabamos los 7 solos. Elena y Dani demostraron llevarse fatal. Álvaro trataba de poner la paz, mientras Blas chateaba por el whatsapp. Carlos y David hablaban sobre su viaje a París. Y yo no podía dejar de pensar en Mirian y Sergio, cuando recibí una llamada. Era Alba, esa chica tan maja que conocí en twitter y que poco a poco se convirtió en una gran amiga para mí. Ya le había contado lo que había pasado y por qué tenía que haberme venido de Sevilla, y me dijo que en nada llegaría al hospital con Leti, otra chica increíble que también conocí por la red social. Tardaron en llegar, pero el panorama seguía exactamente igual. Unos discutían otros hablaban y el otro chateaba. Vino Alba y me dio dos besos, hizo lo mismo con Elena y los chicos. Leti era más tímida y tuve que presentarla a todos.
Estuvimos una hora esperando hasta que salió el médico diciéndonos que había habido alguna complicación en la operación, que Mirian debía dormir 24 horas seguidas por el tema de la anestesia.
Leticia: Espero que se recupere pronto.
Alba: Sí.
Llamé a Sergio y le dije lo que pasaba. Él me dijo que no preocupase, que me quedase en Madrid el tiempo necesario.
Blas: Quiero que se recupere pronto.
Dani: Claro que sí Blas, para darle abrazos y besitos.
Elena: Que gracioso, ¿no?
María: Va chicos, dejad de pelear, aunque solo sea por hoy. Hacedlo por Mirian. Quiero que cuando abra los ojos os vea sin discutir, eso la ayudará a recuperarse antes.
David: Sí, María lleva razón. Dejad ya de discutir, tenéis que llevaros bien. Todo será mejor.
Recibí una llamada. Era Tomás, aquel chico que conocí en Sevilla. Salí de la sala de espera, a la calle.
María: Hola, eres Tomás, ¿verdad?
Tomás: Así es. ¿Qué tal todo?
María: Bueno, ahí andan las cosas. ¿Cómo que tú llamándome?
Tomás: Vi una foto de la Torre del Oro, y me acordé de ti. ¿Qué pasa?
Le conté lo que había pasado, y me dijo que no me preocupase, que todo saldría bien.
Tomás: Bueno, y ahora que estás aquí en Madrid, ¿qué tal si te vienes a un partido?
Él era el portero del equipo filial del Real Madrid, el Castilla.
María: No quiero estar mucho tiempo fuera del hospital por si hay novedades.
Tomás: Solo serán dos horas. ¿Cuándo paso a recogerte, y dónde?
María: No sé si iré, mañana a las 10 te llamo y si eso quedamos.
Entré a la sala de espera.
Carlos: ¿Quién era?
María: Un amigo, que quiere que vaya mañana a verle jugar al Di Stefano. Pero no quiero estar lejos del hospital, por si pasa algo.
Álvaro: No va a pasar nada.
Alba: Tú vete y disfruta. Si por un casual Mirian despierta, yo te llamo. Vete con tu amigo.
María: Es que no me parece bien.
Leti: Cariño, Alba lleva razón. Vete y olvídate por momentos del asunto.
Elena: Yo creo que hoy dormiré en casa. María, ¿tú vienes?
María: No, me quedaré aquí. No quiero dejar sola a Mirian.
Alba: Si quieres hacemos turnos de guardia.
Leti: Claro. Así tú también descansas.
María: Bueno, vale. Pero me quedo aquí.
Carlos: Yo también me quedaré.
Blas: Y yo. No quiero que le pase nada. Y si despierta quiero verla.