Amaneció y nos despertamos. David fue el
primero en abrir los ojos. Salí de la habitación y me abrazó de par de mañana.
David: Buenos días, princesa.
María: Muy buenas, guapo.
Salimos a la terraza, pues hacía bueno.
Mientras los demás, se iban levantando.
David: ¿Qué pasa con Elena?
María: ¿Juras no decir nada?
Asintió.
María: No se le ocurre otra cosa que
contarnos anoche todo. Resulta que sus padres habían contratado piso y de todo
en el extranjero y ella estaba así porque no verá a Álvaro.
David: A, ¿Álvaro?
María: Sí, a Álvaro. Siempre le ha gustado.
Pero tú calla.
Salió en ese momento, a la terraza, Blas.
Blas: Buenos días chicos. ¿De qué
hablabais?
David: Blasito, buenos días.
María: No hablábamos de nada.
Blas: Bueno, ¿y qué tal habéis dormido?
En ese instante salió Elena junto a Alba,
Dani e Irene.
Elena: ¿Qué hacéis aquí?
David: Contemplar las vistas. Bonito, ¿eh?
Entre adentro de la casa. Álvaro y Carlos
seguían dormidos.
María: Dormilones, arriba. Se hace tarde y
tenemos que hacer muchas cositas hoy.
Álvaro: Cinco minutitos más.
Carlos ni abrir ojo. Álvaro terminó
levantándose y fue a la cocina donde estaba Leticia.
María: Carlos, venga. Levanta.
Me senté en su colchón.
Carlos: Mm… Buenos días, guapa.
María: Buenas rubio. ¿Te levantas ya?
Se sentó también en el colchón y me dio dos
besos.
Carlos: ¡Qué bien se duerme aquí!
Me reí. Empezaron a entrar los demás.
Dani: ¿Qué hay para desayunar?
Irene: Pues lo que quieras, aquí hay de
todo.
Desayunamos. Mientras desayunábamos Elena
se derrumbó.
Álvaro: Pero, ¿qué te pasa?
David me miró.
Elena: Es hora de decíroslo.
Y comenzó a explicarles todo. Que ese mismo
día se iba.
Dani: Y, ¿nos lo dices ahora?
Elena: No encontré el momento para hacerlo.
Alba: ¿Pero cuándo vuelves?
Elena: De momento, en dos años.
Leti: ¡Joder!
Seguimos desayunando. Elena quería
despedirse de Mirian antes de marcharse. Así que después de desayunar me fui
con ella y con Blas y ver a Mirian. Me vestí, me arreglé un poquito y nos
fuimos.
María: Si nos tenéis que decir algo, lo que
sea, me llamáis.
Nos fuimos. Cogimos un autobús y en poco
tiempo estuvimos en el hospital. Subimos a la habitación y Mirian estaba
despierta.
Mirian: ¡Qué sorpresa!
Elena: Vengo a despedirme.
Mirian: ¿Qué?
Entonces Elena le contó todo.
Elena: En dos años, mínimo, vuelvo.
Mirian: Te echaré de menos.
Se despidieron.
María: Mirian, mañana hablamos, cuando te
den el alta y todo, ¿vale?
A ella, al día siguiente le daban el alta,
y yo tenía que volver a Sevilla. Nos fuimos hacia el apartamento. Llegamos y
estaban todos. Carlos y David viendo la tele. Leticia y Alba hablando en el
salón. Dani y Álvaro estaban con el portátil. Irene limpiaba un poco el
apartamento.
Elena: Ya estamos aquí.
David: Me ha dicho Irene, que mañana te vas
María.
María: Sí. Por la tarde cogeré un tren y
camino Sevilla.
Dani: ¿No te puedes quedar un poquito más?
Irene: Le echa de menos, es lógico.
Leti: Yo el lunes vuelvo al pueblo.
Alba: Ostras, y yo. Empiezo las clases el
miércoles.
Pasamos la mañana sin hablar prácticamente.
Nadie tenía ánimo de nada. Llegó la hora de comer e Irene y yo nos pusimos a
hacer una fuente de patatas fritas con filetes y ensalada. Comimos. Elena
recibió una llamada.
Alba: Igual son tus padres.
Elena: No sé.
Llamó y sí, eran sus padres. Querían saber
los horarios de los trenes para saber cual le venía mejor para llegar cuanto
antes a su pueblo y así el lunes coger un vuelo al extranjero, así podría
adaptarse mejor. Elena miró en Internet. Vio que el próximo tren salía en 1
hora de Atocha. Guardó lo que le quedaba por recoger.
Elena: Ha llegado la hora.
Álvaro: Te acompañamos a la estación,
faltaría más.
Así hicimos. Fuimos los 10 a Atocha y
cuando quedaban 10 minutos para que Elena subiese al tren, comenzaron los
llantos.
Elena: Quería pediros perdón, sobre todo a
ti, Dani. Sé que me porté fatal con
vosotros. Todo por esto, no sabía como decirlo, tal vez uno de mis defectos es
tomarla con los demás por no contar las cosas. Perdonadme.
Dani la abrazó. Luego se despidió de los
demás chicos, de Irene, Alba y Leti.
María: Cuídate mucho, ¿vale? Nos veremos
por Skype, ¿no?
Elena: Claro que sí.
Me abrazó. Tubo que subir al tren y en
escasos 3 minutos el tren se puso en marcha. Nos decía adiós con la mano.
Mientras en tierra, nosotras no podíamos dejar de llorar.
Carlos: Va chicas, pronto va a volver y estaremos
todos juntos. No estéis mal. Esta es nuestra última tarde los 9 juntos, debemos
disfrutarla al máximo, ¿no creéis?
Leti: Llevas razón.
Alba: Y, ¿qué queréis hacer?
Hubo un espacio temporal de silencio. Al
final optamos con pasar la tarde-noche en una discoteca. No nos lo pasamos mal,
pero podríamos habernos divertido más. Los ánimos no estaban para mucha fiesta.
Estaba sentada en un sillón hablando por WhatsApps con Sergio, cuando David se
sentó a mi lado.
David: Guapa, ¿Cómo que no bailas?
María: No tengo ganas.
David: Pero, ¿por qué? Aprovecha que
estamos todos y diviértete. Deja la tristeza a un lado.
María: Por una parte estoy triste, dejo mi
ciudad, mis amigos, pero por otra estoy feliz, por el alta de Mirian y porque
en nada veo a Sergio.
David: Ah, bueno. Es verdad, allá tienes a
Sergio.
Me abrazó.
María: ¿Y esto?
David: Soy así. Me gusta demostrar el
cariño y yo a ti te quiero mucho.
Nos quedamos hablando otro rato. Luego se
sentó Carlos y Alba.
Carlos: ¿Tomamos algo?
Alba: Uff, sí. Tanto bailar me da mucha
sed.
David: Yo no quiero nada, ¿tú María?
María: Tampoco, gracias.
Alba fue a la barra a por algo para tomar.
Vino y se sentó. Estuvimos hablando y vinieron Blas y Álvaro. En la pista se
quedaron Leti, Irene y Dani bailando. Seguimos hablando y cantando. Vi que me
llamaban al móvil.
María: Ahora vuelvo, me llaman.
Carlos: ¿Te acompaño?
María: No hace falta. Pero si quieres
vente.
Carlos me acompañó. Llamé a Sergio.
María: Sí, mañana le dan el alta a
Mirian…Pues no sé, supongo que cogeré el tren por la tarde…¿Qué? ¿Qué me tienes
que decir? … Ah, vale. Bueno, hablamos mañana por la mañana. Te quiero.
Colgué. Carlos me dijo que si sabía que le
pasaba a Elena.
María: Jajaja. Sabía que venías por algo.
Carlos: No, enserio. Jajaja. ¿Qué le pasa?
María: Pues que va a echar de menos todo
esto, y a todos.
Carlos: Ah.
Entramos. Estaban todos sentados.
Dani: Chicos, habíamos pensado ir a casa de
Álvaro a cenar.
María: Por mí, perfecto.
Nos fuimos de la discoteca. Álvaro vivía en
Alcalá, en una casa con jardín. Sus padres y su hermana se habían ido a una
cena familiar, a la que Álvaro se había opuesto a ir.
Álvaro: Ya hemos llegado.
Alba: Uaú. Pedazo de casa.
Álvaro sonrió.
Álvaro: Va, pasad.
Entramos. Ayudamos a poner la mesa.
Mientras Dani llamaba al Telepizza. Yo estaba un poco pensativa. Así que me
senté en un banco, en el jardín de la casa. David vino y se sentó a mi lado.
David: ¿Qué te pasa?
María: Nada.
David: ¿Me lo prometes?
María: Prometer está feo. Además, para qué
mentirte. Tengo muchas ganas de ver a Sergio pero os voy a echar mucho de
menos, a Irene, a ti, a los chicos.
David: No seas tonta, en nada nos volvemos
a ver.
Me abrazó. Salió Álvaro.
Álvaro: Y, para beber, ¿qué queréis?
María: Pues lo que haya.
Sonreí, y Álvaro me devolvió la sonrisa.
Ahora entendía a Elena y sus razones de porqué le gustaba Álvaro. Este chico
tenía una sonrisa preciosa. Y la sigue conservando. Entramos a cenar.
Alba: Nuestra última cena todos juntos.
Carlos: Eso lo dices tú. Volveremos a
vernos antes de lo que os imagináis, además el tiempo pasa volando.
David se sentó a mi lado.
David: ¿Ves cómo también Carlos piensa
igual? No te preocupes, estaremos juntos muy pronto.
Le sonreí. Seguimos cenando, hablando,
hasta que se nos hizo tarde.
María: Bueno chicos, me voy ya para el
apartamento. Mañana por la mañana llamaré a Mirian, y con lo que sepa os llamo,
¿vale?
Dani: No, no vale.
Blas: Vosotras os quedáis a dormir aquí.
Leticia: Y, ¿los padres de Álvaro?
Álvaro: Se han ido al pueblo de mis
abuelos. Me han dicho que pasarán la noche allá, mañana para comer, vendrán.
Irene: Pero de verdad, nosotras nos vamos.
David: De eso nada.
Nos quedamos hasta muy tarde hablando, y
los chicos sacaron colchones al jardín. Pronto amaneció. Nos levantamos todos
muy prontito. Desayunamos y fuimos directos al hospital.
Enfermera: Tengo que daros una buena
noticia. Mirian está ya de alta. Solo tendrá que hacerse una revisión en un mes
y le podemos dar el alta absoluta.
Mirian salió de la habitación y nos abrazó.
Mirian: ¿Comemos juntos?
Nos reímos. Fuimos a comer a un “Rodilla”.
Al terminar de comer llamé a Sergio.
María: Sergio, Mirian ya está de alta. Esta
tarde voy para allá. Te quiero muchísimo.
Colgué. Mirian quería hablar, pero yo debía
irme.
María: Voy a ir a comprar el billete a
Atocha.
Carlos: Te acompañamos.
Fuimos a Atocha, me compré el billete y
luego fuimos al apartamento. Los chicos, Irene, Alba, Leticia y Mirian se
quedaron hablando en el salón. Mientras yo terminaba de hacer mi maleta.
Terminé de hacerla y todos estaban muy serios.
Blas: ¿A qué hora sale el tren?
María: A las siete.
Eran las cinco y media.
Irene: Dejad de estar mustios. Es verdad
que en poco tiempo dejaremos de vernos por una temporada. Pero, joder, ni que estuviésemos
en la Prehistoria, existe Internet, redes sociales, skype,…
Dani: Pues llevas razón.
Me puse a llorar.
Carlos: Eh, bonita, no nos llores.
Me abrazó. Parece que me contuve un poco.
Pronto dieron las seis y cuarto. Tenía que irme. Me acompañaron a la estación.
Quedaban tal solo 15 minutos.
Irene: ¿Has cogido todo?
María: Sí.
Mirian: Pff, yo no quiero que te vayas.
David: Ni yo. Te echaré muchísimo de menos.
Me abracé a él, y comencé, de nuevo, a
llorar. Carlos y Álvaro se unieron al abrazo.
Álvaro: Pronto nos vemos, guapa. Te prometo
que pronto nos volvemos a ver.
Al fin y al cabo, por muy madura que
pareciese, o quisiera parecer, seguía siendo una cría de 16 años.
Leticia: Va, chicos, que me vais a hacer
llorar, y no quiero.
Megafonía: Pasajeros, suban al tren.
Me abrazaron más fuerte.
Carlos: No te vayas.
Irene: María, preciosa, llámame cuando
llegues.
Subí al tren, mientras seguía llorando y
les saludaba. Ellos desde tierra también. Ya quedaba menos para volverles a
ver.