Llegué a mi instituto, y nos dividieron por
cursos. Entre los de mi clase, había varios grupos. Yo estaba sola. Se acercó
una chica, Cristina. Comenzamos a hablar. Ella también era de Madrid, pero
llevaba bastante tiempo viviendo en Sevilla por cuestiones laborales de sus
padres. Ella, allí en Sevilla, tenía amigos. Me los presentó. Almudena,
Ángeles, Isabel, Beatriz, Julián y Anabel también eran madrileños, pero algunos
desde muy pequeños, habían ido a vivir a Sevilla y cercanías, porque hacía tiempo,
había grandes ofertas de trabajo aquí. Se portaron conmigo genial, desde el
primer momento. Entramos en clase, y los pupitres eran de dos en dos, así que
me puse con Cristina. Nos hicieron la presentación y todo y muy prontito
salimos. Le mandé el WhatsApp a Patricia.
Cristina: Vamos a ir a dar una vuelta,
¿quieres venirte?
María: Había quedado con la amiga con la
que vivo en que cuando terminase la presentación quedar en algo.
Almudena: Pues dila que se venga con
nosotros.
Patricia vino donde estábamos, les
presenté, y dimos una vuelta todos juntos. Se hizo la hora de comer, y nosotras
nos fuimos al apartamento.
Las semanas pasaban y los findes los
pasábamos todos juntos. Patricia no había conseguido conectar con nadie de su
clase, salvo con una chica, Cynthia. Cynthia venía con nosotros también y era
muy simpática.
Por febrero, nos avisaron, a los de mi
clase, que se iban a realizar unas convivencias en Madrid. Serían dos semanas
en la capital, haciendo actividades con la clase, y otras cada uno solo. Me
alegré muchísimo, porque aunque muy a menudo hacía Skype’s con los chicos de
Madrid e Irene, Leti y Alba, aún no había podido ir ni verles en tantos meses.
Era una gran oportunidad para poder estar con ellos.
A Sergio a veces le veía por la calle, y
nos saludábamos muy amablemente, de vez muy en cuando, quedábamos a dar una
vuelta, como buenos amigos. Pero nada más.
Retomando el tema de las convivencias,
iríamos a un tipo de albergue, pero entre las actividades, iríamos al Parque de
Atracciones. Aunque, todavía tendría que esperar un mes hasta ir. Iríamos a
mediados de marzo, que ya va haciendo, algunos años, más calorcito, y este año
habían dicho que sería uno de los meses más calurosos de primavera.
Hasta febrero, hice bastantes Skype’s con
los chicos, y algunas veces coincidía que estaba con los amigos de Sevilla, les
presenté y se llevaban bien. Cuando fuéramos a Madrid, se conocerían en
persona. A finales de febrero tenía bastantes exámenes, así es que quedé con
los chicos de Madrid que cuando los terminase, la semana anterior de la
convivencia, les llamaría para quedar en lo que fuese. Tenía muchas ganas. Los
exámenes no fueron nada fáciles, no podía concentrarme al estudiar, y tal vez
la culpa de eso sería la convivencia. Aun así, saqué buena media. No quedaba
más que 7 días para ir a la capital, para volver a ver a mi gente. Esa semana
se me hizo muy larga.