jueves, 22 de noviembre de 2012

Capítulo 27: Despedidas. Todos volvemos a nuestro hogar.


Amaneció y nos despertamos. David fue el primero en abrir los ojos. Salí de la habitación y me abrazó de par de mañana.
David: Buenos días, princesa.
María: Muy buenas, guapo.
Salimos a la terraza, pues hacía bueno. Mientras los demás, se iban levantando.
David: ¿Qué pasa con Elena?
María: ¿Juras no decir nada?
Asintió.
María: No se le ocurre otra cosa que contarnos anoche todo. Resulta que sus padres habían contratado piso y de todo en el extranjero y ella estaba así porque no verá a Álvaro.
David: A, ¿Álvaro?
María: Sí, a Álvaro. Siempre le ha gustado. Pero tú calla.
Salió en ese momento, a la terraza, Blas.
Blas: Buenos días chicos. ¿De qué hablabais?
David: Blasito, buenos días.
María: No hablábamos de nada.
Blas: Bueno, ¿y qué tal habéis dormido?
En ese instante salió Elena junto a Alba, Dani e Irene.
Elena: ¿Qué hacéis aquí?
David: Contemplar las vistas. Bonito, ¿eh?
Entre adentro de la casa. Álvaro y Carlos seguían dormidos.
María: Dormilones, arriba. Se hace tarde y tenemos que hacer muchas cositas hoy.
Álvaro: Cinco minutitos más.
Carlos ni abrir ojo. Álvaro terminó levantándose y fue a la cocina donde estaba Leticia.
María: Carlos, venga. Levanta.
Me senté en su colchón.
Carlos: Mm… Buenos días, guapa.
María: Buenas rubio. ¿Te levantas ya?
Se sentó también en el colchón y me dio dos besos.
Carlos: ¡Qué bien se duerme aquí!
Me reí. Empezaron a entrar los demás.
Dani: ¿Qué hay para desayunar?
Irene: Pues lo que quieras, aquí hay de todo.
Desayunamos. Mientras desayunábamos Elena se derrumbó.
Álvaro: Pero, ¿qué te pasa?
David me miró.
Elena: Es hora de decíroslo.
Y comenzó a explicarles todo. Que ese mismo día se iba.
Dani: Y, ¿nos lo dices ahora?
Elena: No encontré el momento para hacerlo.
Alba: ¿Pero cuándo vuelves?
Elena: De momento, en dos años.
Leti: ¡Joder!
Seguimos desayunando. Elena quería despedirse de Mirian antes de marcharse. Así que después de desayunar me fui con ella y con Blas y ver a Mirian. Me vestí, me arreglé un poquito y nos fuimos.
María: Si nos tenéis que decir algo, lo que sea, me llamáis.
Nos fuimos. Cogimos un autobús y en poco tiempo estuvimos en el hospital. Subimos a la habitación y Mirian estaba despierta.
Mirian: ¡Qué sorpresa!
Elena: Vengo a despedirme.
Mirian: ¿Qué?
Entonces Elena le contó todo.
Elena: En dos años, mínimo, vuelvo.
Mirian: Te echaré de menos.
Se despidieron.
María: Mirian, mañana hablamos, cuando te den el alta y todo, ¿vale?
A ella, al día siguiente le daban el alta, y yo tenía que volver a Sevilla. Nos fuimos hacia el apartamento. Llegamos y estaban todos. Carlos y David viendo la tele. Leticia y Alba hablando en el salón. Dani y Álvaro estaban con el portátil. Irene limpiaba un poco el apartamento.
Elena: Ya estamos aquí.
David: Me ha dicho Irene, que mañana te vas María.
María: Sí. Por la tarde cogeré un tren y camino Sevilla.
Dani: ¿No te puedes quedar un poquito más?
Irene: Le echa de menos, es lógico.
Leti: Yo el lunes vuelvo al pueblo.
Alba: Ostras, y yo. Empiezo las clases el miércoles.
Pasamos la mañana sin hablar prácticamente. Nadie tenía ánimo de nada. Llegó la hora de comer e Irene y yo nos pusimos a hacer una fuente de patatas fritas con filetes y ensalada. Comimos. Elena recibió una llamada.
Alba: Igual son tus padres.
Elena: No sé.
Llamó y sí, eran sus padres. Querían saber los horarios de los trenes para saber cual le venía mejor para llegar cuanto antes a su pueblo y así el lunes coger un vuelo al extranjero, así podría adaptarse mejor. Elena miró en Internet. Vio que el próximo tren salía en 1 hora de Atocha. Guardó lo que le quedaba por recoger.
Elena: Ha llegado la hora.
Álvaro: Te acompañamos a la estación, faltaría más.
Así hicimos. Fuimos los 10 a Atocha y cuando quedaban 10 minutos para que Elena subiese al tren, comenzaron los llantos.
Elena: Quería pediros perdón, sobre todo a ti, Dani. Sé que  me porté fatal con vosotros. Todo por esto, no sabía como decirlo, tal vez uno de mis defectos es tomarla con los demás por no contar las cosas. Perdonadme.
Dani la abrazó. Luego se despidió de los demás chicos, de Irene, Alba y Leti.
María: Cuídate mucho, ¿vale? Nos veremos por Skype, ¿no?
Elena: Claro que sí.
Me abrazó. Tubo que subir al tren y en escasos 3 minutos el tren se puso en marcha. Nos decía adiós con la mano. Mientras en tierra, nosotras no podíamos dejar de llorar.
Carlos: Va chicas, pronto va a volver y estaremos todos juntos. No estéis mal. Esta es nuestra última tarde los 9 juntos, debemos disfrutarla al máximo, ¿no creéis?
Leti: Llevas razón.
Alba: Y, ¿qué queréis hacer?
Hubo un espacio temporal de silencio. Al final optamos con pasar la tarde-noche en una discoteca. No nos lo pasamos mal, pero podríamos habernos divertido más. Los ánimos no estaban para mucha fiesta. Estaba sentada en un sillón hablando por WhatsApps con Sergio, cuando David se sentó a mi lado.
David: Guapa, ¿Cómo que no bailas?
María: No tengo ganas.
David: Pero, ¿por qué? Aprovecha que estamos todos y diviértete. Deja la tristeza a un lado.
María: Por una parte estoy triste, dejo mi ciudad, mis amigos, pero por otra estoy feliz, por el alta de Mirian y porque en nada veo a Sergio.
David: Ah, bueno. Es verdad, allá tienes a Sergio.
Me abrazó.
María: ¿Y esto?
David: Soy así. Me gusta demostrar el cariño y yo a ti te quiero mucho.
Nos quedamos hablando otro rato. Luego se sentó Carlos y Alba.
Carlos: ¿Tomamos algo?
Alba: Uff, sí. Tanto bailar me da mucha sed.
David: Yo no quiero nada, ¿tú María?
María: Tampoco, gracias.
Alba fue a la barra a por algo para tomar. Vino y se sentó. Estuvimos hablando y vinieron Blas y Álvaro. En la pista se quedaron Leti, Irene y Dani bailando. Seguimos hablando y cantando. Vi que me llamaban al móvil.
María: Ahora vuelvo, me llaman.
Carlos: ¿Te acompaño?
María: No hace falta. Pero si quieres vente.
Carlos me acompañó. Llamé a Sergio.
María: Sí, mañana le dan el alta a Mirian…Pues no sé, supongo que cogeré el tren por la tarde…¿Qué? ¿Qué me tienes que decir? … Ah, vale. Bueno, hablamos mañana por la mañana. Te quiero.
Colgué. Carlos me dijo que si sabía que le pasaba a Elena.
María: Jajaja. Sabía que venías por algo.
Carlos: No, enserio. Jajaja. ¿Qué le pasa?
María: Pues que va a echar de menos todo esto, y a todos.
Carlos: Ah.
Entramos. Estaban todos sentados.
Dani: Chicos, habíamos pensado ir a casa de Álvaro a cenar.
María: Por mí, perfecto.
Nos fuimos de la discoteca. Álvaro vivía en Alcalá, en una casa con jardín. Sus padres y su hermana se habían ido a una cena familiar, a la que Álvaro se había opuesto a ir.
Álvaro: Ya hemos llegado.
Alba: Uaú. Pedazo de casa.
Álvaro sonrió.
Álvaro: Va, pasad.
Entramos. Ayudamos a poner la mesa. Mientras Dani llamaba al Telepizza. Yo estaba un poco pensativa. Así que me senté en un banco, en el jardín de la casa. David vino y se sentó a mi lado.
David: ¿Qué te pasa?
María: Nada.
David: ¿Me lo prometes?
María: Prometer está feo. Además, para qué mentirte. Tengo muchas ganas de ver a Sergio pero os voy a echar mucho de menos, a Irene, a ti, a los chicos.
David: No seas tonta, en nada nos volvemos a ver.
Me abrazó. Salió Álvaro.
Álvaro: Y, para beber, ¿qué queréis?
María: Pues lo que haya.
Sonreí, y Álvaro me devolvió la sonrisa. Ahora entendía a Elena y sus razones de porqué le gustaba Álvaro. Este chico tenía una sonrisa preciosa. Y la sigue conservando. Entramos a cenar.
Alba: Nuestra última cena todos juntos.
Carlos: Eso lo dices tú. Volveremos a vernos antes de lo que os imagináis, además el tiempo pasa volando.
David se sentó a mi lado.
David: ¿Ves cómo también Carlos piensa igual? No te preocupes, estaremos juntos muy pronto.
Le sonreí. Seguimos cenando, hablando, hasta que se nos hizo tarde.
María: Bueno chicos, me voy ya para el apartamento. Mañana por la mañana llamaré a Mirian, y con lo que sepa os llamo, ¿vale?
Dani: No, no vale.
Blas: Vosotras os quedáis a dormir aquí.
Leticia: Y, ¿los padres de Álvaro?
Álvaro: Se han ido al pueblo de mis abuelos. Me han dicho que pasarán la noche allá, mañana para comer, vendrán.
Irene: Pero de verdad, nosotras nos vamos.
David: De eso nada.
Nos quedamos hasta muy tarde hablando, y los chicos sacaron colchones al jardín. Pronto amaneció. Nos levantamos todos muy prontito. Desayunamos y fuimos directos al hospital.
Enfermera: Tengo que daros una buena noticia. Mirian está ya de alta. Solo tendrá que hacerse una revisión en un mes y le podemos dar el alta absoluta.
Mirian salió de la habitación y nos abrazó.
Mirian: ¿Comemos juntos?
Nos reímos. Fuimos a comer a un “Rodilla”. Al terminar de comer llamé a Sergio.
María: Sergio, Mirian ya está de alta. Esta tarde voy para allá. Te quiero muchísimo.
Colgué. Mirian quería hablar, pero yo debía irme.
María: Voy a ir a comprar el billete a Atocha.
Carlos: Te acompañamos.
Fuimos a Atocha, me compré el billete y luego fuimos al apartamento. Los chicos, Irene, Alba, Leticia y Mirian se quedaron hablando en el salón. Mientras yo terminaba de hacer mi maleta. Terminé de hacerla y todos estaban muy serios.
Blas: ¿A qué hora sale el tren?
María: A las siete.
Eran las cinco y media.
Irene: Dejad de estar mustios. Es verdad que en poco tiempo dejaremos de vernos por una temporada. Pero, joder, ni que estuviésemos en la Prehistoria, existe Internet, redes sociales, skype,…
Dani: Pues llevas razón.
Me puse a llorar.
Carlos: Eh, bonita, no nos llores.
Me abrazó. Parece que me contuve un poco. Pronto dieron las seis y cuarto. Tenía que irme. Me acompañaron a la estación. Quedaban tal solo 15 minutos.
Irene: ¿Has cogido todo?
María: Sí.
Mirian: Pff, yo no quiero que te vayas.
David: Ni yo. Te echaré muchísimo de menos.
Me abracé a él, y comencé, de nuevo, a llorar. Carlos y Álvaro se unieron al abrazo.
Álvaro: Pronto nos vemos, guapa. Te prometo que pronto nos volvemos a ver.
Al fin y al cabo, por muy madura que pareciese, o quisiera parecer, seguía siendo una cría de 16 años.
Leticia: Va, chicos, que me vais a hacer llorar, y no quiero.
Megafonía: Pasajeros, suban al tren.
Me abrazaron más fuerte.
Carlos: No te vayas.
Irene: María, preciosa, llámame cuando llegues.
Subí al tren, mientras seguía llorando y les saludaba. Ellos desde tierra también. Ya quedaba menos para volverles a ver.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Capítulo 26: Unos cuantos Sing-It’s y alguna que otra bronca.


María: Bueno, chicos. ¿Qué queréis hacer? Aún son las 11.
Elena: Tía, el otro día compré el Sing It. Pero el Pro.
María: Ah, pues venid al apartamento, y nos echamos unos, ¿Queréis?
Blas: Por mí, genial.
Carlos: No problemo.
Todos nos reímos de la expresión de Carlos y su espontaneidad.
Alba: Pues vamos.
Nos fuimos. Llegamos al apartamento muy pronto.
María: Hay un problema, solo uno. Irene está arriba, durmiendo.
Elena: Se le despierta.
Blas: Probecilla.
Elena: Ya habrá dormido 3 o 4 horas, y querrá jugar.
Llegamos al apartamento. Los chicos se quedaron en el salón, montando la PS3. Yo entré en la habitación. Irene estaba con el móvil.
María: ¿Tía qué haces?
Irene: Whatsapp’s
María: ¿Pero has dormido algo?
Irene: Sí, me he despertado hace media hora.
María: Es que han venido los chicos, Alba y Leticia para echar unos sing it’s. ¿Te apuntas?
Irene: Claro. Pero no salgas todavía, que me voy a poner un short al menos.
Irene estaba con un pijama. Se cambió y salimos.
Dani: ¡Hombre Irene!
Irene: Hola a todos.
Elena: Bueno, a ver, esto se puede hacer por parejas, que ahora sí que dan justas, o por individual. Lo que queráis.
María: Pues echamos dos. Uno por parejas y otro individual, ¿no?
David: Por mí, perfecto.
Carlos: Y por mí, también.
Álvaro: Entonces, ¿primero en individual o por parejas?
Alba: Lo que queráis. A mí me da igual.
Leti: A mí también, pero vamos a ir haciéndolas desde ahora, ¿no?
Blas: Venga. ¿Quién con quién?
Dani: A coger papelitos, como en Alcázar.
Nos quedamos mirándole con cara extraña. Entonces cogió un papel que había encima de la mesa y escribió nuestros nombres, cortó papelitos.
Dani: Va, María, tú misma. Coge un papelito de cada lado.
En un lado estaban los nombres de los chicos, y en el otro el de las chicas.
María: Blas y … Alba.
Dani: Pues ahora, tú, Alba, coge dos papeles, uno de cada lado.
Alba: Elena y… Dani.
Elena: Joer, que suerte la mía.
Irene: Tía no empieces.
Dani: Déjala. Ella sabrá.
Elena: No es que tengo una suerte. Puf.
María: Pero, a ver, ¿me he perdido yo aquí algo? ¿Qué te pasa con Dani, Elena? Que yo sepa, nunca te ha hecho nada.
Carlos: Que no le traga. Eso pasa.
María: Ya, pero, ¿por qué?
Elena: Cosas mías.
Leti: Pues así, no van a ir las cosas bien.
Dani: Bueno, seguimos. Irene, coge dos papelitos, por favor.
Irene: A ver, a ver… María, y … Carlos.
Carlos: Bien.
Sonrió. Dani seguía sujetando los dos saquitos con los papelitos, solo quedaban por salir Irene, Leti, Álvaro y David.
Dani: ¿Quién quiere coger ahora?
Leti: Yo misma. Mm… Irene y… David.
David: Pues ya sabes, tú con Álvaro. ¡PAREJAS HECHAS!
Álvaro: Vale. Genial. ¿Ahora cantamos en individual?
Elena: Que sí, tío. Estáis pesados.
María: Empezamos. A ver a quien le toca.
Elena estaba muy borde, sin saber porqué. No nos decía que le pasaba ni nada. Entonces fue cuando intervine para quitarle hierro al asunto.
Irene: Pues el destino nos depara que la primera en cantar sea Leticia. Tú puedes, guapa.
El orden de cantante era al azar, al igual que la canción.
Leticia: Que suerte la mía. Jaja. No vale que luego me vengáis reclamando que tenéis algún trauma, ¿vale?
Álvaro: Guarda la voz, que luego en los dúos hay que darlo todo, ¿eh guapa?
Todos nos reímos. Le tocó “Someone like you” de Adele.
Leti: Genial. Adoro esta canción pero yo no llego tan alto.
María: Bah, no te preocupes. Haz lo que puedas, guapa.
Todos: Leti, Leti, Leti.
Empezó a cantar. Al terminar le aplaudimos. Consiguió una puntuación de 6’7 de 10.
Leti: Pff, el mal trago ya se ha pasado. Venga, a ver quién canta ahora.
Carlos: Ualá, te toca Danielito.
Alba se echó una carcajada, no sé si por la expresión de Carlos, o por la cara de Dani. A Dani le tocó cantar “Otro amor vendrá” de Lara Fabián.
Dani: Venga, ¿estáis preparado para escuchar una voz angelical?
Y guiñó un ojo. Elena iba a saltar e Irene la tranquilizó.         Dani cantó y consiguió un 8’6.
Alba: Anda, me toca.
Le tocó una canción de Bustamante à”El aire que me das”
Alba: No había oído esta canción en mi vida. A ver que sale de aquí.
Cantó bien la canción y consiguió 7’2 puntos.
Irene: David, tu turno.
David: Vamos a ello.
Cantó una de Rihanna. Sacó 8 puntos.
David: Ale María, ten, te toca.
María: A ver que tal se nos da la cosa.
Me tocó “Stronger” de Kelly Clarkson.
María: What’s doesn’t kill you makes you stronger…(8)
Terminé de cantar. Conseguí 8’5 puntos.
María: ¡Qué nervios, madre mía!
Álvaro: Anda, anda, blanda.
María: Oye…
Carlos: ¡ME TOCA!
Cantaron todos los demás, y nos quedaba otra ronda más. Cantamos en el mismo orden y a mí me tocó “Vive la vida” de Gusanito, uno de estos temas pegadizos de verano que luego no triunfan.
Irene: Bueno, ¿hacemos ya los dúos?
Blas: Perfect.
Alba: Veamos a quienes les toca primero.
Álvaro: Já, chicos, Dani, Elena os toca.
Elena: Já, ¿te hará mucha gracia, no?
Irene: Tía, Elena, no sé qué te pasa, pero estas muy borde.
María: Eh, ¿pero te ha pasado algo?
Elena: No.
Irene: O te tranquilizas o aquí termina la historia. Estamos para divertirnos, no para discutir. ¿Entendido?
Elena: Bien, vale.
Dani: ¿Quieres cantar conmigo o no?
Elena: Que remedio.
Dani: Eh, que esto no es ninguna obligación, chata.
Elena: Que bien, venga. Dale ya, o qué.
María: Elena enserio. Cálmate un poquito. Disfruta, sé feliz.
Cantaron. Elena lo que quiso. Dani cantó bien.
Dani: Para esto mejor que no hayas cantado.
Elena: Nadie canta tan bien como tú. Así que no seas tan soberbio.
Dani: No es cantar bien, sino cantar la canción, no lo que te apetezca.
Elena: Venga que sí, tío. Que paso.
Alba: Chicos, ya. Enserio. A la siguiente ronda se cambia y punto, ¿vale?
Elena: Mejor, porque para que se vaya haciendo el chulo.
María: Elena, ya, enserio. Él no se ha hecho el chulo.
Elena: Eso, tú defiéndele.
Leti: Venga, a ver a quien le toca ahora.
Álvaro: Blas, Alba…os toca.
Cantaron Blas y Alba. Luego Irene y David. Y después fue el turno de Álvaro y Leticia. Al terminar nos tocó a Carlos y a mí.
Carlos: Nena, ¿estás preparada para darlo todo?
Sonreí. Cantamos una canción muy bonita, pero Carlos cantaba muchísimo mejor que yo. Terminamos la ronda. Tocaba la segunda.
Elena: Todo perfecto. Como todos cantáis genial, os sabéis todas las canciones y todo, y yo no, me voy a dormir, que me duele la cabeza. Hasta mañana.
Se fue. Irene fue detrás.
Dani: ¿Se puede saber lo que le pasa a esta chica?
Álvaro: Enserio, ¿está bien? María, ¿sabes lo que le pasa?
María: No tengo ni idea. Estoy extrañadísima por cómo reacciona.
David: ¡Vaya chavala!
Irene salió de la habitación. Entré yo. Le pregunté qué era lo que le pasaba. Me comentó que su madre le había pagado ya el viaje, el apartamento y el instituto en el extranjero. El curso empezaba en menos de un mes y ella estaba así porque me contó que le gustaba mucho Álvaro y no podría estar sin verle.
María: Pero por eso no puedes estar enfadada con el mundo. Ve y habla con Álvaro.
Elena: ¿Estás loca? ¿Cómo voy a hablar con él? De eso nada. Y tú calladita, ¿eh?
María: Sí, sí.
Me pidió que me fuera. Iba a empezar a hacer la maleta. Al día siguiente saldría el tren hacía dónde vivían sus padres y de allí cogería un vuelo a Londres. Salí de la habitación. Irene me miró.
Irene: Vaya panorama, ¿eh? Y nos lo dice hoy.
María: Ya ves. Pero su reacción tampoco tendría que haber sido esta.
Alba: Pero, ¿qué pasa?
Irene: Nada, nada.
Álvaro: No, contadlo, ¿qué ha pasado?
María: Pasa que t…
Irene me cortó.
Irene: Pasa que tiene mucho sueño. Eso pasa.
Dani. Seguro…
Estuvimos hablando todos, sin contar nada de Elena. Se hizo tarde e hicimos los sofás cama. Los chicos dormirían en el salón; Elena, Irene y yo en la habitación principal; y Alba y Leti, en la de invitados.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Capítulo 25: Hospital y tarde-noche de bolera.



Me desperté tarde. A eso de las 12:30h. Elena seguía dormida.
María: Elena, venga, despierta que es muy tarde. Son las doce y media y tenemos que ir al hospital.
Elena se hacía la remolona.
Elena: María, vamos después de comer, mejor.
María: Pero si no despiertas ya, luego no vamos a comer.
Elena: Cinco minutitos más, por favor.
María: Lo que tarde en hacer el desayuno.
Elena: Yo no quiero desayunar. Luego a las dos o así comemos y ya está.
María: Yo sí voy a desayunar. Ve saliendo ya.
Hice el desayuno, mientras Elena se despertaba. Cuando empecé a desayunar, Elena se levantó. Terminé de desayunar y me duché. Luego, cuando me sequé el pelo, encendí el móvil.
Sonó el teléfono, y pensé que era un WhatsApp de Sergio, pero no, era una llamada de Carlos. Le llamé.
María: Carlos, ya estamos empezando a prepararnos…Sí…Vale…Hasta ahora.
Colgué.
Elena: ¿Quién era?
María: Carlos, en 15 minutos están aquí, que pasan a buscarnos para ir a comer juntos.
Elena: ¿En quince minutos? No me da tiempo de arreglarme.
Empezamos a vestirnos. Me puse un short con una básica fucsia y unas sandalias muy bonitas, atadas a la pierna. Me pinté la raya del ojo y un poco las pestañas, me di cacao con brillo en los labios y me eché colonia. Estaba lista.
María: Elena, ¿te queda mucho?
Elena: No, pintarme un poquito y calzarme.
María: Vale.
Puse la tele. No había nada. Miré el móvil. No había nada. Elena terminó de prepararse y justo llamaron al timbre. Eran los chicos. Bajamos. Fuimos a comer a un McDonald’s.
Dani: Irene, ¿dónde está? ¿No va a venir a comer?
Elena: No sé, no hemos hablado con ella. Está en el hospital, velando de Mirian.
Álvaro: Bueno, vale.
Fuimos a un McDonald’s. Comimos y nos fuimos al hospital. Me encontraba poco bien.
Blas: ¿Mirian qué tal va?
Irene: Bien. Está muy bien. Se ha despertado y ha desayunado unas magdalenas que le he traído.
María: Entonces va mejorando. Me alegro.
Entramos todos en la habitación. Estaba Mirian sola. Nadie más. Estuvimos toda la tarde. A eso de las 21:00h de la noche, Álvaro preguntó qué hacer. Salimos de la habitación a debatir.
Blas: No sé. Lo que queráis.
Irene: Yo hoy necesito dormir. He estado en vela toda la noche. Yo me voy para casa. ¿Te vienes María?
María: No sé qué voy a hacer.
Carlos: ¿Os venís a cenar y luego nos hacemos unas boleras?
Elena: Vale.
Vimos llegar por el pasillo a Leticia y Alba.
Irene: ¡Chicas!
Corrieron.
Leti: ¿Qué tal?
Nos saludaron.
Alba: Vamos a saludar a Mirian, y darle su cena.
Dani: Pues si se quieren venir Alba y Leti también, genial. Así las partidas van por parejas.
Irene: Conmigo no contéis. Yo me voy a ir a casa a dormir ya.
Álvaro: Como quieras.
Irene se despidió de nosotros. Entró a la habitación a despedirse de Mirian, Alba y Leti.
Irene: Adiós chicos.
Estuvimos como 5 minutos en la sala de espera y salieron Alba y Leti.
Alba: ¿Qué plan tenemos?
David: Ir a cenar por ahí.
Carlos: Sí, y luego a una bolera a echar unas partidillas.
Blas: Genial. Pero antes, tengo que hacer algo.
Blas entró en la habitación. Se despidió de Mirian. Salió cuando habían pasado escasos 3 minutos.
Blas: Ya estamos. ¿Vamos?
Nos fuimos del hospital. Mirian se quedó viendo la tele desde la cama de su habitación. 
Álvaro: ¿Cogemos un bus, o el metro?
Dani: Creo que nos dejará más cerca si cogemos el metro. Subes y está al lado.
Hicimos eso. Cogimos un metro. Llegamos muy pronto. Cenamos en una bocatería.
Alba: Vamos a ver que hay para cenar.
Elena: Yo quiero el nº 2.
María: Pues yo el 4.
Pedimos la cena y estuvimos cenando ahí, riéndonos y contándonos nuestras batallitas.
David: Jaja, me acuerdo de cuando me caí con la bici.
María: ¿Tú también te caíste?
David: Sí.
María: Anda, yo también. Jaja.
David & María: Y me rompí la barbilla.
David: ¿Enserio? ¿Te rompiste la barbilla?
María: Sí.
Estábamos sentados al lado. Le enseñé la cicatriz. Luego me la enseñó él. Seguimos cenando y riendo.
Leti: ¿Hemos terminado todos de cenar?
Blas: Así es.
Elena: Pues a la bolera.
Álvaro: Decidme el número que calzáis, para iros pillando las zapatillas.
Se lo dijimos. La bolera estaba bar adentro. Molaba un montón. Mientras nos calzábamos miré el móvil. Había una llamada. Era de Sergio. Le llamé.
María: Sergio.
Sergio: Cielo, ¿qué tal? ¿Dónde estabas?
María: Estoy bien. He estado en el hospital, y ahora estamos todos en la bolera. Echaremos unas partidas.
Sergio: Ah, genial.
María: Y tú, ¿qué tal?
Sergio: Bien. Mañana tengo partido.
María: ¿Dónde jugáis?
Elena me hacía señas como para decirme que fuese ya.
Sergio: Aquí, en Sevilla. ¿Tú no vienes?
María: Sergio, cielo, estamos a viernes. Pasado mañana ya estoy allá, contigo, juntos otra vez. No queda nada.
Sergio: Pero es que te echo mucho de menos.
María: Y yo. Pero piensa que en nada estoy ahí. Y mañana a darlo todo, ¿eh?
Sergio: Sí. Necesitamos ganar. Bueno, preciosa, que si estás con amigos, te dejo. Llámame cuando quieras. Te quiero.
María: Ganaréis. Ya lo verás. Vale, gracias. Luego te llamo. Te quiero más.
Colgamos. Fui donde estaban los demás.
Alba: Esto de estar enamorada, no puede ser, ¿eh María?
Todos nos reímos.
David: Bueno, ¿esto como va?
Álvaro: Le he dicho al chaval de individual. Que cada uno haga sus puntos.
Elena: Perfecto. ¿Empezamos?
Carlos: Vale. ¿Quién empieza?
Blas: Empieza Alba, Álvaro, luego iré yo, luego tú Carlos, Elena, Dani, David, Leticia y la última María.
María: Vaya fiasco, yo la última.
Y me eché una carcajada. Estuvimos jugando. Iba ganando Dani, luego Carlos y la 3ª iba yo.
Álvaro: Jobar con María. No nos habías dicho que se te daba bien esto.
María: Ya ves Alvarito, ya ves.
Mientras no jugábamos estábamos sentados en una mesa redonda.
Leti: ¿Queréis tomar algo?
Dani: Bueno, vale.
María: Decid, que os las traemos ahora mismo.
Nos dijeron los refrescos y fuimos Leti y yo a pedirlos. Yo traía como podía 5 vasos, y Leti otros 4 más. Hicimos una pausa, para tomarnos las bebidas.
Blas: Menuda paliza nos están metiendo los rubios. ¡Jodidos!
Dani llevaba a Carlos más de 20 puntos. Y Carlos a mí más de 15.
Dani: Al saber le llaman suerte.
Carlos: Vosotros, que tenéis la mano torcida.
David: Bueno, María no, que también va en cabeza.
Carlos: Cierto es. Pero lo demás. Nada, nada.
Todo iba en broma. Todos nos reímos. Terminamos de bebernos los refrescos y retomamos la partida. Cerca estaban jugando una pareja. Seguimos jugando. Empezó a dolerme la cabeza. Quedaba una ronda.
Dani: Cada vez estoy más cerca de hacerme con la victoria, chavales.
Carlos: Salvo que haga un pleno doble, que te vas al hoyo, don Daniel.
Todos: jajajaja.
Le tocaba a Alba.
Alba: Mierda. La maldita bola se va fuera. Pff, ya que no he hecho nada, no me deja sumar.
Álvaro: Pero si ya se sabe quien va a ganar.
Leti: Va, Álvaro, tu última bola.
Álvaro: Allá voy.
Álvaro tiró y en total solo pudo sumar en esta tirada 5 puntos. Era el turno de Blas. Tiró, y tan solo puntuó 7 puntos.
Carlos: Mi turno. ¡Vamos rubio, vamos!
Todos nos reímos. Se daba ánimos el solo.
Carlos: ¡Tomaaa, pleno!!
Era el turno de Elena. Con la primera bola, tiró 4 bolos, y la segunda se le fue fuera.
Dani: Si hago más de 6, gano.
Y sonrió. Tiró, y con la primera bola tiró solo uno.
Carlos: Va Danielito.
La competitividad que Carlos y Dani tenían no superaba a la amistad que les unía.
Dani: Vamos. Vamos. Vamos.
No paraba de susurrar Dani. Consiguió tirar 5 bolos más, lo que le hacía ganador, aunque Carlos hiciese pleno en el que le quedaba de tirar.
Dani: ¡Ue!
Todos nos reímos. Era como un crío cuando les dan un caramelo.
David: Tiro, por tirar. A ver que sale de aquí.
Y entonces todos los bolos cayeron.
Alba: A partir de esta noche pienso tirar por tirar siempre. Toma plenazo.
David sonrió. Le tocaba a Leticia.
Leti: Anda, me toca. A ver si supero los 30 puntos.
No lo consiguió, tan solo logró 28 puntos, en toda la partida.
Álvaro: María, te toca. Va, tú puedes.
María: Yo puedo, yo puedo.
Tiré, e hice pleno. Tocaban las rondas de pleno doble. El primero en tirar era Carlos que tan solo consiguió sumar 3 puntos más. Luego tiró David. Y sumó 9.
David: Te acabo de igualar, guapa.
María: Ya verás como ahora se va fuera, y nos quedamos empate.
Tal cual se lo dije, así salió. Cuando estaba para darle a un bolo, la bola de 7 kilos cayó al caudal lateral de la pista y no conseguí sumar nada.
Elena: Pues nada, que ha ganado Dani, luego Carlos y el tercer puesto es vuestro, chicos.
David: Así es. 

miércoles, 11 de julio de 2012

Capítulo 24: McDonald's, cine, shopping, cena y unos cuantos WhatsApp’s


Fuimos a un McDonald’s del centro. Pedimos y no tardaron nada en servirnos, aunque había bastante gente.
Blas: Han dicho que pasado mañana le dan el alta a Mirian, ¿no?
Alba: No, el domingo.
María: Si le dan el alta, me voy a Sevilla. No aguanto más sin verle.
Dani: Enamorada de la vida.
Empezamos a comer. Hablamos de todo un poco. Terminamos de comer.
Irene: ¿A dónde vamos?
Leti: A donde queráis.
María: A mí, me da igual.
Carlos: ¿Queréis que vayamos al cine?
Irene: Sí, buena idea.
María: Pero yo antes, me iré a cambiar a casa y a dejar la bolsa y todo.
David: Si quieres te acompaño.
María: Vale.
Álvaro: Nosotros vamos yendo a Príncipe Pío. Si eso, cogemos la peli de las 18:00h. para que os de tiempo a venir.
David: Genial. Ahora venimos.
Los chicos se fueron directos a la parada del autobús. David y yo, a por el coche suyo.
María: Elena, espera. Dame las llaves, que yo no las tengo.
Elena se acercó y me las dio.
David: Bueno tú me indicas por dónde vamos.
María: Perfecto. Gracias.
David: De nada, guapa.
Le dije donde estaba el apartamento. Llegamos muy pronto.
David: Bueno, cuando termines, bajas.
María: No seas tonto, sube, anda.
David: Pero que de verdad, no pasa nada. Me quedo aquí.
María: No te dejo que te quedes aquí. Sube.
Al final David subió. Le ofrecí beber y comer algo, pero no quiso. Luego puso la televisión. Yo, mientras, me vestía. Me puse un vestido, blanco y la parte del vuelo, abajo, floreado. Muy bonito. Luego, unas cuñas, preciosas, que me había regalado Sergio. Me fui al baño a adecentarme. Me peiné mejor y me maquillé un poquito. Cuando terminé llamé a Sergio.
Sergio: Preciosa mía, ¿qué tal todo?
María: Todo bien. He venido al apartamento a cambiarme y ahora iremos al cine. Que hemos quedado con los chicos estos que te dije que habían conocido y son majísimos.
Sergio: Disfruta.
María: Gracias, y ¿tú qué? ¿Qué tal el día?
Sergio: Agotador, nos han machacado en el entrenamiento, me pasaré la tarde viendo la tele.
María: Genial. Luego, cuando termine la peli y venga al apartamento te llamo, ¿va?
Sergio: Vale. Te amo.
María: Yo más.
Salí del baño. David seguía recostado en el sofá. Eran las 16:45h. Llamamos a los chicos pero nadie contestaba. Iban a coger el metro y demás y por eso no tenían cobertura. No sabíamos dónde estaban así que decidimos quedarnos a ver un poco la tele.
David: Qué guapa.
María: Gracias. ¿Quieres beber algo?
David: No, gracias.
María: ¿Y comer?
David: Tampoco. Anda, siéntate y vemos un rato la tele, a ver si ven estos las perdidas y nos llaman o algo.
María: Vale.
Estuvimos viendo un documental de animales salvajes.
David: Cuando era pequeño, mis padres me compraron un perro. Le torturaba, porque yo quería un león.
Me reí. Seguimos viendo el documental. Se nos pasó el rato muy rápido. Eran las 17:15h.
María: ¿Y si llamo a Irene? Ya habrán llegado.
David: Te incomodo, ¿verdad?
María: Para nada. Estoy muy a gusto contigo. Pero habíamos quedado en ir al cine.
David: Lo sé. ¿A quién quieres que llame?
María: Tranquilo. Llamo yo a Irene, si no contesta, llama a Carlos, o a Dani.
Llamé a Irene. Ya estaban allá, nos habían comprado las entradas y estaban en el McDonald’s comiéndose un McFlurry. Bajamos y me monté adelante del coche. Llegamos pronto. Aparcamos en la calle. Entramos rápido, porque eran las 17:50h.
David: Llegamos seguro.
María: Sí, lo que no sé es dónde nos estarán esperando.
David: Vamos rápido. Así llegamos aún antes.
María: Va. ¿Echamos una carrera?
David: Venga.
María: Pero no vale. Yo llevo zapatos y me voy a matar.
Nos reímos.
David: Bueno, pues te dejo distancia.
Entramos. Estaban todos en la entrada de los cines esperándonos. Vimos la peli, al terminar la película estuvimos en las tiendas de P.P. y luego cenamos en un restaurante del Centro Comercial. Era tarde. Las 22:30h. cuando Elena y yo nos despedimos de los demás. Habíamos quedado en llamarnos para pasarnos al día siguiente al hospital, todos juntos. Llegamos a casa, agotadas. Encendimos la televisión, nos pusimos los pijamas y yo llamé a Sergio. El teléfono aparecía apagado. Le mandé un whatsapp.
Texto de WhatsApp:
Sergio, supongo que estarás durmiendo. Acabamos de llegar del cine, de shopping y de cenar. Me iré a dormir en nada. ¿Mañana tienes entrenamiento o partido? ¿A qué hora? Es para llamarte. Bueno…supongo que mañana, viernes, nos dirán cómo va la evolución de Mirian. Así que, ya te contaré. El domingo, si le dan el alta, compraré los billetes para ir para allá, que te echo muchísimo de menos. Te amo.
Se lo envié.
Elena: ¿Qué tal vas con este chico?
María: Bastante bien. Es un encanto.
Vimos un programa que echaban en la tele. Nos fuimos a la cama muy pronto.
María: Tía, me estoy muriendo de sueño. Me voy a dormir.
Elena: Vale. Yo también me voy. Los programas a estas horas son una porquería.
María: Sí. Hasta mañana.
Me fui a la habitación que ocupaba yo, cuando vivía con Mirian. Elena fue al cuarto de invitados. Se me olvidó apagar el móvil. Me dormí muy pronto. A las 5 de la mañana me sonó la BlackBerry, una notificación de Whatsapp o SMS.
Texto de WhatsApp, de Sergio:
Cariño. Tengo entrenamiento mañana. Pasado, el sábado, tengo partido contra el Valencia, aquí, en Sevilla. Me acabo de despertar por dolor de cabeza. Me he echado en la cama cuando he venido de entrenar. Pero parece que me he pillado un buen catarro. Te echo de menos, princesa. Te amo.
No podía dormirme sin contestarle. Pero se me cerraban los ojos. Le mandé un WhatsApp, sin saber bien qué le contestaba.
Texto de WhatsApp:
Muchísima suerte para el sábado. Ya siento no estar ahí, cuidándote. Espero que te recuperes. Tómate un frenadol o un espidifen y vuelve a dormir. Recupera fuerzas. Te quiero.
Me contestó al instante.
Texto de WhatsApp, de Sergio:
¿Estás despierta? ¿A las 5 de la mañana? J
Texto de WhatsApp, de María:
Sí, se me olvidó apagar el móvil, y como lo tengo en alto, me ha despertado. Bueno, recupérate. Mañana te llamo.
No tardó nada en responder.
Texto de WhatsApp, de Sergio:
Jobar, ya lo siento, bonita. Vuelve a dormir, que yo me voy a tomar ya algo, a ver si se me pasa el dolor. No te preocupes, mañana te llamo yo, cuando termine de entrenar. Te quiero. Descansa.
Le contesté, casi dormida.
Texto de WhatsApp:
No pasa nada. Vale, tómate algo y duerme, te vendrá bien. Mañana hablamos. Te quiero.
Apagué el móvil y me dormí.

martes, 10 de julio de 2012

Capítulo 23: Mirian despierta


Tomás: Vale. Por cierto, María, tengo una cosa para ti.
María: ¿Para mí?
Tomás: Sí. No es mía. Me la han dado para ti.
María: ¿Y eso? ¿Quién te la ha dado? ¿Qué es?
Tomás: Tú eres un poco curiosa, ¿no?
Irene: No lo sabes tú bien.
No me dijo nada más. Al llegar al hospital se bajó del coche Irene. Me quedé yo dentro con él, pasándome al asiento delantero.
María: ¿Qué me tenías que dar?
Tomás: Ah, sí.
María: ¿Qué es?
Tomás: Lo tengo en el maletero. Espera.
Salió del coche, abrió el maletero y sacó una bolsa de Adidas con el escudo madridista. Subió al coche, y aparcó en un parking que había al lado. Irene ya había entrado al hospital.
Tomás: Me lo ha dado un compañero mío, al que le has parecido muy guapa. También me ha dicho, que algún día podríamos quedar con él. Tú, él y yo. Y si quieres, alguna amiga tuya.
María: Y, ¿de quién me hablas?
Tomás: No sé si le conocerás. Se llama Álvaro. Álvaro Morata.
María: Claro que le conozco. ¿Y qué te ha dado para mí?
Tomás: Me ha dicho, que podría darte algo muy personal suyo, por eso ha decidido regalarte su camiseta.
María: ¿Con la que ha jugado?
Tomás: No, una nueva.
María: Ah, vale.
Me reí, sin saber por qué.
Tomás. Bueno, pues eso. Que me ha dado la bolsa, supongo que irá la camiseta dentro.
María: Me gustaría agradecérselo en persona, pero yo me iré mañana, seguramente. Tengo que volver a Sevilla.
Tomás: No te preocupes, ¿volverás pronto?
María: No lo sé.
Tomás: Bueno, pues como quieras.
María: Gracias por todo.
Le di dos besos y me bajé del coche. Entré al hospital.
Irene estaba esperándome en la recepción del hospital.
Irene: ¿Y eso? ¿Es para mí?
María: No, es un regalo de un amigo de Tomás para mí.
Subimos a la planta en la que se encontraba Mirian. Los chicos estaban fuera de la habitación, también Elena. Alba y Leti no estaban.
María: ¿Qué hacéis aquí?
Blas: Nos han pedido que saliésemos de la habitación.
Dani: Sí porque iban a ver que tal estaba Mirian, a ver si despertaba ya.
María: ¿Aún no ha despertado?
Elena: No.
María: Joder. Y, ¿no os han dicho nada?
Carlos: Nada de nada.
María: Estoy muy preocupada.
David: Tranquila, guapetona. Mirian va a despertar ya. Ya lo verás.
María: Ojalá.
Aparecieron por el principio del pasillo Leticia y Alba.
Irene: Son Alba y Leticia, ¿no?
Me preguntó Irene, ya que le había hablado de ellas, pero no se conocían.
María: Sí. Son majísimas.
Llegaron a la salita donde estábamos. Solo había una silla libre.
Alba: Siéntate tú.
Leticia: No, prefiero quedarme de pie.
María: Sentaos las dos. Prefiero estar de pie. Así se me pasan los nervios.
Dani: María tranquilízate. No va a pasar nada. Todo va a salir genial.
Estuvimos callados todos. Solo sonaba el teclado de la BlackBerry de Blas. Al rato salió una enfermera.
Enfermera: Chicos, buenas noticias.
Se me escapó una sonrisa. Blas dejó de mandar WhatsApp’s.
Enfermera: Mirian acaba de despertar, pero por razones obvias no podéis entrar todos, de golpe. Solo podéis entrar de uno en uno, ¿vale?
Irene: Está bien.
Enfermera: Cualquier cosa que observéis, avisadnos, por favor.
Blas: Y, ¿cuándo podréis darle el alta?
Enfermera: Según su evolución durante lo que queda de semana.
Estábamos a jueves. El domingo le harían una revisión. La enfermera desapareció.
David: Creo que lo lógico es que la que primero entre sea María.
Carlos: Sí. Y luego que entre Blas.
María: ¿De verdad que me dejáis?
Álvaro: Eso ni se pregunta.
María: Gracias. Ahora salgo.
Entré en la habitación con una lagrimilla sin terminar de recorrer toda mi cara. Mirian estaba recostada en la cama.
Mirian: ¡María!
María: Mirian, cielo. ¿Qué tal te encuentras?
Me senté en un borde de la cama y le abracé.
Mirian: Muy bien. ¿Cuándo has venido?
María: Vine cuando me enteré. Lo que pasa es que Tomás, el que conocí en Sevilla me ha llevado a ver un partido del Castilla y he llegado hace un rato.
Mirian: Muy bien me parece. ¿Y Sergio? ¿Ha venido también?
María: No, él se ha quedado en Sevilla.
Mirian: Ah, vale.
Estuvimos hablando un rato de todo. Me contó cómo habían conocido a los chicos. En una discoteca de Madrid. Que a Elena, como bien yo suponía, le gustaba Álvaro.
María: Bueno, dejo que entre otra persona, que todos están deseando verte, y no dejan entrar a más de una persona. Antes de irnos, vendré a despedirme.
Mirian: ¿Te vas ya a Sevilla?
María: No, pero seguramente dormiré en el apartamento, que desde que vine, no he descansado bien.
Mirian: Bien me parece.
Salí de la habitación. Entró Blas. Mientras me retiré del grupo y llamé a Sergio.
Sergio: Cariño mío.
María: Mi amor, ¿qué tal estás?
Sergio: Echándote de menos. Y, ¿tú? ¿Qué tal todo?
María: Mirian ya se ha despertado y parece muy contenta. Además ahora va a estar ocupada con un chaval.
Sergio: ¿Y eso?
María: Porque la semana pasada quedaron Irene, su prima Carla, Elena y Mirian para ir a una discoteca y allá conocieron a cinco chicos, y uno de ellos está detrás suya.
Sergio: Anda, pues me alegro mucho por ella. ¿Tú cuándo vuelves? La cama se me hace enorme sin ti.
María: El domingo le harán la última prueba y si sale todo bien le darán el alta.
Sergio: ¿Quieres decirme con eso que te quedarás a esperar los resultados, no?
María: Me gustaría irme ya tranquila.
Sergio: Bueno, está bien.
Colgamos. Entró Blas y al poco salió. La siguiente en entrar era Irene. Mientras estuvo dentro yo, en la sala de espera, saqué la camiseta de dentro de la bolsa que me acababa de dar Tomás.
Carlos: ¿Y eso?
María: Tomás me lo ha dado. Es de un compañero, que me lo ha querido regalar.
Dani: De un compañero, ¿eh?
María: Sí, de Álvaro, Álvaro Morata.
Álvaro: ¿Ese es amigo de tu amigo?
Me reí. Blas seguía enganchado a su BlackBerry.
María: Sí. Juegan en el Castilla. Me ha regalado una camiseta. Mirad.
La saqué y se la enseñé a todos. No me di cuenta que había una dedicatoria dentro de la bolsa que salió disparada al sacar la camiseta.
David: María, se te ha caído una carta.
La cogió.
David: ¿La puedo leer?
María: Por supuesto.
Comenzó a leer.
David: “No te conozco personalmente. Aunque no me importaría, la verdad. Tomás me habla mucho de ti. Y es cierto que no mintió, cuando nos comentó que había conocido en Sevilla a una chica guapísima. No me refiero a tu amiga, sino a ti. Vale, igual voy un poco rápido. No sé si tienes pareja, aunque no me extrañaría porque eres preciosa. Pero si no tienes, a mi no me importaría. Bueno, siempre que tú quieras conocerte. Pff, me cuesta. No quiero parecer demasiado abierto, no soy así. Pero es que, me has gustado mucho. Tomás ya nos lo dijo. Pero no lo creí, hasta hoy. Tendría que estar duchándome, para irme a comer cuanto antes. Pero aquí estoy, escribiéndote esto. Luego me ducho, jejeje. Bueno, pues eso. Si quieres conocerme o tener una amistad más o lo que sea, pídele mi número de teléfono a Tomás. Y ojalá leas esto. Bueno, guapísima, que encantado de haberte visto y a ver si vienes más a animarnos.
Un beso, Álvaro Borja Morata Martín.”
Blas: Este tío va enserio.
Blas, parece que no, pero cuando mientras manda whatsapp’s escucha y se entera de todo.
David: No me extraña que te escriba esto. El chaval, al menos, es sincero.
Irene salió de la habitación.
Irene: Mirian dice que pase el siguiente, si alguien quiere pasar.
Nadie dijo nada.
María: Bueno, si nadie va a entrar, me despido de ella y si queréis nos vamos a dar una vuelta.
Todos asintieron. Entré y me despedí de ella.
María: Mirian, yo mañana me paso a ver que tal vas, ¿vale?
Mirian: Como quieras.
Me fui.
Leti: ¿A dónde vamos?
Irene: A donde queráis.
Álvaro: A un McDonal’s a comer, ¿qué os parece la idea?
María: Por mí genial.
Carlos: Sí, que yo voy teniendo hambre.
Alba: Vamos.