martes, 12 de marzo de 2013

Capítulo 34: Convivencias. Día 1-Primera Parte.


Sonó el despertador. Eran las 4 menos 5 de la mañana. Me metí a la ducha medio dormida. Desayuné, me vestí y escribí una nota para Patricia:
“Cariño, me voy ya, que pierdo el autobús. Te deseo mogollón de suerte para los exámenes. Cuando llegue te mando un Whatsapp, así que apaga el móvil o ponlo en silencio para que no te regañen. Hablamos cuando puedas.
Te quiero, sister”.
Bajé corriendo las escaleras. Llegaba tarde. El autobús urbano no llegaba, así que mandé un wa a Cristina:
“¿Estás ya con la gente de clase? El 32 aún no ha llegado, debe ser por la huelga. ESPERADME”
Cristina contestó de inmediato:
“Estoy ya en la estación con Almudena, Angeles y Anabel. Los profes y demás gente aún no ha llegado. ¿Estás segura que hoy eran las convivencias?”
Le contesté:
“Vale, pero si llegan, diles que me esperen. Jajaja, las convivencias eran hoy. Un besito.”
Llegó el bus urbano “32”. Pronto llegué a la estación de autobuses. Ya habían llegado Isabel y Julián y más compañeros de clase. También algún profesor pero seguía faltando gente. Al poco rato llegaron y subimos al autobús. Nos pusimos en la parte central haciendo corro. Isabel con Almudena, Julián con Anabel, Angeles con Bea y Cristina conmigo. El viaje se nos hizo relativamente corto. Dormimos a ratos. Le mandé un WA a Irene:
“Cielo, ya estamos llegando. Me queda media hora. Cuando me digan lo que haremos y si puedo comer fuera te aviso y si eso, quedamos. Un beso feaa!”
Cuando llegamos, fuimos al albergue. Las habitaciones podían ser mixtas y eran de cuatro en cuatro. Bea, Cristina, Isa y yo cogimos una algo grande. Daba a una terraza común con otra habitación. En esa habitación estaban Almudena, Juli, Anabel y Angeles. El albergue estaba a las afueras de Madrid. Tenía un jardín con piscina y estábamos solo los de clase. Todos los días haríamos actividades nocturnas en el jardín. El primer día nos dejaron pasarlo solos por donde quisiésemos, así que cuando dieron las 2 y media llamé a Irene.
María: Fea, que hoy nos dejan pasar el día a nuestra bola. ¿Quedamos para comer?
Irene: Vale, ve al metro de Callao y comemos por Gran Vía, si eso. ¿Llamo a los chicos?
María: Vale. Sí, avísales, por favor.
Las chicas me hacían señas.
María: Un momento Irene.
Me dijeron si podían venirse conmigo.
María: Me dicen si pueden venir con nosotros.
Irene: No creo que estos pongan pegas. Hasta ahora.
Colgué. Me adecenté un poquito y salimos de la habitación. Las chicas ya habían avisado a los demás y fuimos dirección de Callao. Cuando llegamos no había nadie, subimos las escaleras del metro y allí estaba Dani.
María: Danieluuuus.
Grité y salí corriendo a abrazarle.
Dani: Guapísima, cuanto tiempo.
Me dio dos besos. No podía dejar de sonreír.
María: Te veo más guapo que nunca, ¿eh?
No podía dejar de hablar, estaba nerviosa, no sabía por qué.
Dani: Tú sí que estás guapa. Preséntame a tus amigas, ¿no?
Les dije que se acercaran, se acercaron e hice las presentaciones.
Dani: Pues nada, encantado. Los otros cuatro tontos, ahora vendrán, que han ido a mirar en diferentes restaurantes si había sitio.
María: Ah vale. Irene supongo que llegará ahora.
Estuvimos hablando poco rato, porque llegó Irene. Vino hacia mí corriendo y nos abrazamos.
Irene: ¡Mi niña!
María: ¡Bonita!
Estuvimos abrazadas bastante, tanto que ni me di cuenta que los demás chicos ya habían llegado. Álvaro tocó mi hombro, me di la vuelta y le vi.
María: ¡Alcalaíno! ¡Cuánto tiempo!
Le abracé. Me dio un beso en la mejilla y susurró. Estuvimos un ratito abrazados.
Álvaro: Tenía muchas ganas de verte.
David: Oye Álvaro, ¿qué tal si nos la dejas un ratito que también queremos darla un abrazo?
Álvaro me soltó y me abrazó David.
David: Mi niña bonita, no aguantaba más sin verte.
Me susurró.
María: Yo tampoco podía tardar más en veros. Eres increíble.
Me soltó y me abrazaron Carlos y Blas.
Blas: ¡¡Nena!!
María: Blas, ¿qué tal?
Carlos: María, te veo más guapa que nunca, que lo sepas.
Nos reímos.
Dani: Será que tenías muchas ganas de verla, pero sí, está muy guapa.
María: Muchas gracias chicos.
Sonreí sonrojada. Hice las presentaciones pertinentes y fuimos a comer. Comimos en un McDonald’s de Gran Vía.
Irene: Voy a pedir. ¿Qué queréis?
Le dijimos lo que queríamos para comer e Irene fue a pedir. La ayudé a traer las bandejas.
Blas: ¿Y de quién salió la maravillosa idea de que hicieseis convivencias aquí en Madrid?
María: De nuestro tutor. Dice que siempre le ha gustado Madrid, y que como este año hemos entrado muchos nuevos,…
David: Pues le voy a hacer un altar a ese hombre.
Seguimos comiendo y hablando de todo un poco.
Álvaro: Soy yo, o María ha cogido acento sevillano.
Nos reímos.
Irene: Yo también la he notado rara.
María: Es que se me pegan muy rápido los acentos.
Reí. El acento que tenía no era muy cerrado, pero sí se notaba que era andaluz.
Seguimos hablando después de comer. Decidimos dar una vuelta y acercarnos al 40 Café.
Irene: Yo me voy ya, que tengo que estudiar y mañana madrugo. El día que vayáis al Parque de Atracciones me avisas y vamos, ¿vale?
María: Eso está hecho. Te llamo mañana.
La abracé y se fue. Llegamos al 40 Café.
Angeles: Hacía mil que no venía aquí.
Anabel: La verdad es que no ha cambiado nada.
Blas: ¿Qué queréis tomar? Invito yo.
María: No de eso nada, si quieres, a medias.
Blas: Dama, siéntese y disfrute de la compañía.
Me reí. Como no me sentaba e insistía a pagar la mitad, vino Álvaro y me llevó a la mesa con los demás.
Carlos: Bueno, ¿y los estudios qué tal María?
María: No me puedo quejar. De momento todo aprobado con sietes y ochos.
Vino Blas con las bebidas y estuvimos un buen rato hablando.
Isa: ¿Os habéis dado cuenta que son casi las nueve?
Almudena: Pues el tutor nos ha dicho que a las 9 y media todos en el albergue.
María: Pues tendremos que ir yéndonos.
Me hice la remolona. Era mi deber ir al albergue, pero prefería quedarme con los chicos. Me lo pasaba tan bien con ellos.
Angeles: Vamos María.
Estaba abrazada a David y a la vez despidiéndome de los demás.
María: Cuando sepa lo que haremos mañana, os aviso.
Carlos: Vale. Nos mandas un whatsapp y listo.
Me fui, corriendo Gran Vía arriba, porque ya estaban en el metro de Callao.

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