martes, 19 de marzo de 2013

Capítulo 35: Primer día – Segunda parte. Segundo día - Primera parte.

Llegamos antes de las nueve y media. Subimos a las habitaciones y no acicalamos un poquito. Cuando dio la hora de bajar estábamos listos. Bajamos y nos sentamos en corro en el jardincito del albergue:
Monitor: Hoy como es el primer día, que habéis venido de viaje y luego os han dejado tarde libre, y no sabemos si habéis aprovechado para descansar o para mensajear por Madrid, la actividad nocturna de hoy no va a ser muy cansada. Tal como estáis sentados, haremos grupos de 10, y haremos un concurso de mímica. Cada grupo tendrá que escoger un papel en el que se describe una acción. Esa acción se debe representar por los 10 componentes produciendo solo gestos, no vale hablar. Si uno habla, el grupo queda descalificado. ¿Alguna duda? Bueno, pues hagamos los grupos.
Los profesores que habían venido a las convivencias no participaron en la actividad. El chico guapo de mi clase, Hugo, estaba sentado al lado de Julián, así que, en el grupo, nos tocó con él. Y también con una chica que había repetido, Tamara.
Monitor: Que uno de cada grupo se levante, y por sorteo empezarán las imitaciones. El grupo que antes adivine de qué se trata gana tres puntos, si dice algo que no es pierde un punto. Gana el grupo que al terminar las imitaciones, tenga más puntuación. Como somos 7 grupos (éramos dos clases), los profesores anotarán los puntos que ganáis o perdéis. Empezamos.
Lo hicimos bastante bien. Quedamos segundos. Terminamos de jugar a las 11, pero nosotros aún no habíamos cenado. Durante la actividad no podía parar de recordar cada abrazo que él me había dado esa tarde.
Cristina: Maestra, ¿podemos ir a cenar algo al Burger del centro comercial?
Maestra: Podéis ir, siempre y cuando a las 12 y media estéis en el albergue.
Cristina: Está bien.
Fuimos los 8 a cenar. Apenas cené, a pesar de que tenía mucha hambre. Me llevé la cena a la habitación. Llegamos, avisamos al tutor, y nos fuimos a las habitaciones. Me duché y salí a la terraza con los demás. Habíamos pensado sacarnos varios colchones y pasar la noche todos juntos en la terraza porque no hacía frío. Estuvimos hablando de los chicos.
Almudena: Me han caído genial. ¿Les volvemos a ver antes de irnos?
María: Sí, he quedado con ellos en que cuando sepa qué día tenemos libre, les aviso para volvernos a ver.
Anabel: Nos van a salir hasta en la sopa.
Cristina: ¿Todos los días que tengamos libres les vamos a ver?
María: Solo si queréis.
Suspiré. Entré a por mi móvil. No podía dejar de acordarme de sus palabras, de él. Le envié un Whatsapp:
“Gracias por hoy. Te echo de menos.”
No sabía porqué se lo había enviado pero hacerlo me dejó más tranquila. Me recosté en el colchón y mientras los demás seguían hablando yo seguía sumergida en mis pensamientos.
Bea: ¡María!
María: Dime.
Bea: Jó, te estamos llamando todo el rato y tú ni caso, ¿en qué piensas?
María: No, nada, tengo sueño, solo eso.
Ángeles: Descansa, pequeña.
Me tumbé y me quedé traspuesta. Me despertó un WhatsApp. Era de él:
“Princesa, las gracias a ti, por la pedazo de tarde que me has hecho pasar. ¿Nos vemos mañana o aún no sabes nada? Te quiero.”
Se me cayeron algunas lagrimillas. Los demás ya estaban dormidos. Quité el sonido de mi móvil y miré alguna foto con él. Me quedé dormida y en la pantalla quedó una foto nuestra dándole un beso en la mejilla. Amaneció y nos despertamos. Nos vestimos y bajamos a desayunar.
Monitor: Bueno, hoy por la mañana os dejamos libre, pero por la tarde haremos actividades deportivas en el polideportivo.
Desayunamos y subimos a ponernos los trajes de baño, pues pasaríamos la mañana tranquilos en la piscina. Cargué el móvil porque se me había apagado de estar toda la noche con las fotos, y bajamos.
Anabel: ¿Y esta tarde qué haremos?
Almudena: Deporte y eso.
Isabel: Qué pereza.
Sonó mi móvil. Un Whatsapp, de él, otra vez.
“Buenos días, reina. Supongo que ayer te quedarías dormida y no verías mi último WA. Solo espero que hayas descansado mucho.”
Fui a contestarle cuando Patri me llamó. Los exámenes le estaban saliendo bien, y había aprovechado que estaba en el recreo para llamarme. Su prima llegaría esa tarde y se instalaría en el piso donde vivíamos Patricia y yo. Le conté que había quedado el día anterior con los chicos y lo que haríamos hoy. Colgamos y respondí al WhatsApp.
“Jó, así da gusto despertarse. Hoy tenemos libre hasta las 14:00h. pero estos quieren pasar la mañana en la piscina del albergue, y por la tarde haremos actividades deportivas. Espero que mañana nos den libre, porque quiero verte.”
Apagué el teléfono, tenía que dejar de pensar en él. Pasamos la mañana tomando el sol con más gente de clase, jugando y bañándonos. Nos secamos, subimos a cambiarnos y fuimos a comer. Nos dejaron una hora de libre después de comer, así que decidimos recoger un poquito la terraza: seguía desordenada tal como la habíamos dejado de dormir afuera.

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