viernes, 30 de septiembre de 2011

Capítulo 15: Camas, pueblo.

Sergio: Cuidado cielo, no te tropieces.
María: Gracias mi amor.
Bajamos del bus, que nos dejó en la plaza central, donde está el ayuntamiento. Subiendo una calle al lado del ayuntamiento, llegabas a la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, que era muy bonita. Si tomabas la siguiente bocacalle a la izquierda llegabas a la casa donde creció Sergio, ahora reformada por dentro. Me preguntó si quería entrar, y así conocer a mi familia política. Él no sabía si estarían sus padres en casa o podía que se hubiesen ido a la plaza del final del pueblo.
María: Me da un poco de apuro conocer ahora a tu familia, no sé que les pareceré ni si les caeré bien.
Sergio: Son gente amable, seguramente les caerás genial.
María: No sé yo. 
Sergio: Que si, ya verás. Entra conmigo, te lo pido por favor.
A esa carita no se le podía decir que no. Le di un  beso y llamó al timbre.
X: ¿Quién?
Sergio: Mama, que soy yo. Traigo una sorpresita.
Paqui: Espera, que ahora baja tu hermana a abrirte. 
Vivian en una casa de pueblo, de tres pisos. Aquí vivían Paqui y José Mª, los padres de Sergio.
X: Sergio, cuanto tiempo.
La chica abrazó a Sergio, era su hermana.
Sergio: Miriam, te presento a tu cuñada.
María: Encantada.
Me dio dos besos.
Miriam R.: Que bien suena eso de cuñada, ¿eh? Pasad. No os quedéis ahí. 
Pasamos, la casa era muy bonita por fuera, pero por dentro mucho más. Subimos por unas escaleras de caracol preciosas. Estaba muy nerviosa. Para tranquilizarme Sergio me cogió de la cintura. 
Paqui: Sergio, cariño. 
Le achuchó. La mujer rubia, muy guapa, era mi suegra. Sergio tenía algo de ella, aunque era un  calco de su padre.
Jose Mª: Anda Sergio, ¿Y la chica?
Sergio: Es María, mi novia.
Paqui: Es muy mona, un placer.
María: Muchas gracias. Igualmente.
Se acercó y me dio otros dos besos.
José Mª: María de la O, María de la O.
José Mª cantaba muy a menudo y no lo hacía mal.
Miriam R: Papa, por favor.
Paqui: es tarde, ¿Os quedáis a cenar, no?
María: N..
Sergio: Claro que sí. 
María: Pero tampoco quiero molestar.
José Mª: ¡Pero que tontadas dices! Hija, aquí no molestas. Eres una más. 
María: Gracias.
Paqui se metió a la cocina, y Miriam bajó a la calle. Nos quedamos en el salón el padre, Sergio y yo.
José Mª: Pues ahora solo te falta conocer a René y a su pareja, Vania. Creo que venían a cenar.
Sergio: Sí, René es mi hermano, dicen que somos como dos gotas de agua.
María: Entonces será ... 
Timbre: Ding-dong
José Mª: Será Miriam.
José Mª bajó a abrirla. Nos quedamos solos Sergio y yo.
Sergio: Ves, ¿Te lo dije o no?
María: Te amo.
Me besó. 
X: Vania ahora sube, se ha quedado abajo con la peque hablando con Rocío y Miriam.
José Mª: Vale. Por cierto, tu hermano nos acaba de presentar a su novia.
René: ¿Sí? A que lo adivino, ¿Es castaña o morena?
José Mª: Como no, jajajaja. Están arriba.
Oímos como subían. Sergio me dio un abrazo y un beso en la mejilla.
René: ¡Sergio!
Y le dio un abrazo.
Sergio: ¿Y Vania?
René: Está abajo. 
Vino hacia donde estaba yo.
José Mª: Ella es tu nueva cuñada.
René: Que guapa. Sergio te la has buscado perfecta, ¿eh?
Me sonrojé.
Sergio: Sí, pero es mía, ¿te queda claro?
René: Sí, sí. Si yo con Vania estoy muy bien.
Sergio: Pues eso.
Se echaron una carcajada. Estas "peleas" eran habituales en ellos. Se llevaban genial.
René: Un placer.
María: Gracias, lo mismo digo.
Me dio dos besos en las mejillas. La verdad es que se parecían bastante. Pero Sergio me gustaba muchísimo más. Paqui salió de la cocina con platos, muchos platos.
Paqui: Chicos, a la mesa. A cenar.
José Mª: Faltan Vania, la peque y Miriam. 
Paqui: Bueno, ya subirán. Vamos a empezar a bendecir la mesa.
Nos sentamos en la mesa redonda. Me senté al lado de Sergio y Paqui. Empezaron a santiguarse y más tarde rezando para sí mismos. Yo recé un padre nuestro.
Todos: Amén. 
José Mª: René, ¿quieres hacer tú la ofrenda?
René: Está bien. Padre, gracias por los alimentos que nos otorgas por el trabajo de hombres y mujeres, gracias por hacer que estemos todos los presentes, unidos más que nunca. Gracias de corazón. 
Se volvieron a santiguar. Al empezar a cenar, llegaron Miriam, Vania y su chiquilla. 
Vania: Hola chicos. 
Vino a dar besos.
José Mª: Ella, María, es la novia de Sergio, tu cuñada.
Vania: Encantada. 
María: Igualmente.
Me dio un abrazo.
Vania: (Susurrándome) No te conozco, pero se te ve muy buena chica. Sergio es un chaval increíble. No lo pierdas. 
María: (También le susurré) Muchas gracias. Lo intentaré.
Paqui: María, esta chiquilla tan guapa es Daniela, la hija de René y Vania. 
María: Que graciosa. Ven peque.
Daniela era muy mona, la cogí y me la senté encima.
Sergio: No sabía que te gustasen tanto los niños pequeños. 
María: Bueno,... jajaja.
José Mª: Eso ha sonado a que él quiere uno contigo.
Sergio: Papá, ya, por favor, jeje.
Sergio se sonrojó. Cenando nos reímos mucho, la familia era increíble. Al terminar decidimos irnos.
Miriam: ¿Os vais ya?
René: Nosotros sí.
Sergio: Sí y nosotros.
Paqui: Bueno pues lo dicho María, esta es tu casa, ven cuando quieras.
María: Muchas gracias.
Nos despedimos y nos fuimos. René y Vania nos llevaron a Sevilla, porque ellos viven en un pueblo cercano, pero en dirección contraria a Camas.





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