Desperté alegre. Patricia seguía dormida.
Preparé el desayuno y encendí el ordenador. Ahí estaba su privado, aún no le
había contestado. Lo leí de nuevo. Le contesté:
“Me alegraste mucho ayer con este mensaje.
En un rato que tenga libre te llamo y te cuento, no hay muchas novedades pero
ayer quedé con la madre de Sergio. Me contó un poquito como está todo y, aunque
aclarar el tema no lo aclaró nada, me dejó bastante tranquila. Un besazo enorme
desde Sevilla <3.”
Se levantó Patricia. Desayunamos. Dejé el
ordenador encendido. Me llegó un mail.
Patricia: Que solicitada estás. Mira a ver
qué es.
Miré. Era de Sergio. Ponía:
“Princesa. Sí princesa. Mi princesa. Quiero
que me perdones. Mi madre no me ha dicho nada, pero sé que ayer os visteis y
que hablasteis. Espero que puedas perdonarme, porque yo te quiero mucho. Y
quiero que vuelvas al apartamento. ¿Quedamos esta tarde? ¿Te puedo llamar? Te
quiero.”
Se lo enseñé a Patricia porque yo no sabía
cómo reaccionar.
Patricia: Contéstale.
Eso hice:
“Tal vez sea tarde para este mail. ¿No
crees? Pero bueno, si quieres nos vemos esta tarde así aclaramos todo. ¿A qué
hora te viene bien?”
No pasó ni un minuto y sonó el ordenador.
Mail contestado.
“Puede que sí, pero espero que no y que me
perdones. ¿A las cinco en la plaza?”
“Ok” Esta fue mi respuesta.
Patricia: A todo esto, tenemos que preparar
todo para el instituto.
María: Sí, que empezamos en semana y media.
Vimos la tele y estuvimos hablando un rato.
Patricia habló por teléfono con sus padres, y yo mientras, me metí en Twitter. No
había nada nuevo. Comimos y me preparé. Fui a la plaza y Sergio estaba allí, en
un banco sentado. Había quedado con Patricia en que cuando terminara de hablar
con él le hacía una perdida para vernos en 5 minutos en nuestro punto de
encuentro. Luego cenaríamos ella y yo por ahí.
Sergio: Hola, princesa.
María: Hola.
Sergio: Quiero ser sincero contigo. Quiero
que me escuches.
María: Está bien, habla.
Me senté a su lado.
Sergio: Pasa que, el día que te fuiste a
Madrid me quedé mal. Luego vi en la tele lo de Tomás y empecé a pensar que lo
de Mirian era mentira, que habías ido por Tomás. Encima me dijiste que
empezaste a sentir algo por otro chico. Y me puse celoso, mucho.
Se hizo el silencio. Comencé a hablar.
María: Te voy a ser sincera yo también.
Parece mentira que no me creyeses con lo de Mirian. Si te dije que sentía algo
por otro chico es porque es verdad, y porque no quiero hacerte daño. Pero para
nada es por Tomás. Y no te pienses que yo no sé nada. Sé que conociste a una
chica estos días.
Sergio: Entonces, ¿por quién sientes?
María: Ese es problema mío. Tú me ocultas
cosas.
Sergio: Yo no te oculto nada.
María: ¿Ah, no? Y, ¿Arancha?
Sergio empezó a ponerse nervioso.
Sergio: Arancha, ¿qué Arancha?
María: Yo también me entero de las cosas. Y
lo que menos quiero, es terminar mal. Si cortamos, espero que quedemos como
amigos.
Sergio: ¿Ya das por hecho que hemos
cortado?
María: No sé.
Sergio: Sí sabes. Sé clara.
María: No me siento feliz contigo, pienso
que me engañas.
Sergio no dijo nada. Yo tampoco. El
silencio lo cortó mi teléfono. Alguien me llamaba. Miré. Era David.
Sergio: ¿Quién es?
María: Irene.
No le pensaba decir que era David, iba a
pensar que le engañaba.
Sergio: Pues contéstala.
María: No me apetece. Tenemos que aclarar
algo, ¿no crees? Dime, ¿tú crees que lo nuestro ha sido como un amor de verano?
¿Un amor pasajero y efímero?
Sergio: Puede que sí.
María: Genial. ¿Y me pides que venga a
vivirme aquí sabiendo esto? Tonta es poco para lo que fui.
Sergio: Yo te amé.
Intentó besarme pero me eché hacia atrás.
María: Si quieres que seamos amigos,
perfecto. De momento yo no quiero seguir contigo.
Sergio: Está bien. ¿Amigos?
María: Amigos.
Nos dimos dos besos. Era algo muy extraño.
Una situación muy tensa. Todo había terminado bien, era justo lo esperado. Él
se fue y yo le hice la perdida a Patricia. Mientras llegaba a donde habíamos
quedado, llamé a David.
María: David, lo siento. Estaba con Sergio.
David. Y, ¿qué tal? ¿Lo habéis arreglado?
María: Él no quiere reconocer que ha
conocido a una chica. Hemos quedado como amigos.
David: Al menos, no habéis quedado mal.
María: Sí, por lo menos. Ayer quedé con
Paqui, su madre. Me dijo que por favor lo arregláramos. Que ella sabía que Sergio
había conocido a una chica mientras yo estaba en Madrid, pero no sabía qué tipo
de relación tenían ni tienen, pero que
siguiese o no con Sergio, ella me iba a tener el mismo cariño.
David: ¡Qué maja! Es de agradecer. Al menos
tienes allá a una madre, ¿no?
María: Así es. Al menos, cuento con su
apoyo. Y, vosotros, ¿qué tal?
David: Pues Alba y Leti se fueron, y
estamos preparando todo para la vuelta a los estudios. Y que te echamos mucho
de menos.
María: Jopé. Yo también os echo mucho de
menos. En cuanto pueda me escapo y nos vemos.
Le dije que estaba con una amiga, viviendo
y eso. No hablamos mucho más. Colgamos y aún tuve que esperar un par de minutos
a que Patricia llegase.
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